Actividades

PERSONAS SOLAS SIN HOGAR

¿Qué hacemos los voluntarios?

– Recorriendo las zonas donde habitualmente se encuentran las personas sin hogar, compartimos con ellas un café caliente, excusa para conversar y establecer una relación de ‘igual a igual’.

– Tratarlos y escucharlos enriquece tanto al voluntario, como a la persona sin hogar.

– Recuperar la motivación y la autoestima de las personas sin hogar.

– Atender los casos de personas que necesitan ayuda urgente.

– Crear ‘puentes’ entre la persona sin hogar y la sociedad.

– Favorecer el conocimiento de un problema social invisible y visto desde los estereotipos peyorativos.

– Construir un modelo social más inclusivo, a través del ejercicio de responsabilidad ciudadana.

¿Por qué algunas personas sin hogar no quieren ir a los albergues?

– Los albergues están masificados y tienen que compartir la habitación con más personas.

– No pueden acceder con animales.

– No pueden acceder con su pareja.

– Se exige una disciplina y horarios (que, a veces, la persona no puede asumir).

– Están alejados de las zonas donde ellos/as están. Los comedores y centros de día suelen estar en el centro y los albergues en la periferia.


MAYORES

En España un 20% de las personas mayores viven solas. Una gran parte de ellas se sienten solas y aisladas. Esta soledad prolongada tiene efectos perjudiciales para su salud física y mental.

¿Qué hacemos los voluntarios?

– Visitar a las personas mayores que se sienten solas y que demandan tener a alguien con quien pasar un rato a la semana. Mientras compartimos un paseo, una conversación o un rato de ocio, los mayores se sienten felices.

– Romper el aislamiento y la soledad, evitando además la depresión y los trastornos cognitivos.

– Recuperar la autoestima, la ilusión y las ganas de tener una vida activa.

– Recuperar hábitos saludables como salir a pasear, realizar actividades culturales, disfrutar de una buena conversación.

– Promover la autonomía de las personas mayores, para que se vuelvan a sentir parte de la sociedad.

– Recuperar las relaciones sociales, ya que, al salir a la calle con la persona voluntaria, adquiere un conocimiento mayor del entorno más cercano.

– Crear un espacio intergeneracional, comparten experiencias de vida diferentes. Ambos -voluntarios/as y mayores- aprenden el uno del otro, se apoyan, se enriquecen.

Las barreras arquitectónicas en la vivienda

Muchas viviendas y calles de nuestras ciudades no están adaptadas a personas que tienen alguna discapacidad, problemas para caminar o fragilidad física. Las barreras arquitectónicas son una de las causas más importantes por las que muchos mayores no salen de sus casas, por no poder afrontar unas escaleras o por miedo a caerse en la calle.


HOSPITALES

¿Qué hacemos los voluntarios?

– El voluntariado social rompe esa soledad por medio de la compañía y la escucha activa en los hospitales.

– Trata de compartir un rato de conversación y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

– Intenta visitar a un amigo que está ingresado para compartir unas horas con él y hacer que el tiempo se le pase más deprisa, en una situación donde, cualquier persona se siente desprotegida.

– Ser voluntario en un hospital permite escuchar y compartir un tiempo con personas a las que la enfermedad les hace sentirse más vulnerables y solas.

– Y además de aliviar parte del sufrimiento del enfermo, también contribuye al desarrollo personal del voluntario”.


SALUD MENTAL

Cada vez más se constata un mayor número de casos, sobre todo los relacionados con la depresión y la ansiedad.

En España hay cerca de un millón de personas con una enfermedad mental grave, que sufren el estigma y la discriminación. Luchan cada día para salir adelante, pero muchos acaban aislados y recluidos en sus casas por miedo al rechazo y la incomprensión.

¿Qué hacemos los voluntarios?

– Creamos grupos de apoyo que realizan salidas y actividades de ocio (exposiciones, excursiones, paseos, etc.) para favorecer la integración de las personas con enfermedad mental.

– La falta de ayuda y la barrera del estigma son los principales obstáculos a los que se enfrentan para romper con el aislamiento.

– Los grupos de voluntariado son un gran apoyo que favorece una participación real de las personas con enfermedad mental en la vida social.

– Reforzamos la capacidad, la autoestima y las relaciones sociales de las personas con enfermedad mental.

– Construimos una red social de apoyo duradera.

– Que se sientan escuchados, comprendidos, valorados.

– Un mayor aprendizaje y disfrute de la vida, a través de las actividades de ocio, las conversaciones, la amistad.

– Construimos una relación personal fuera del contexto de la ‘enfermedad mental’.

– Ofrecemos, por último, un espacio libre de estigmas, prejuicios y paternalismos.

Mitos sobre las personas con enfermedad mental

Violentas y peligrosas.

Son más susceptibles de ser víctimas de un acto violento que de cometerlo. Esta imagen distorsionada está muy relacionada con la imagen que dan los medios de comunicación, los titulares sensacionalistas y el cine, que relacionan la enfermedad mental con crímenes y actos delictivos, utilizando términos peyorativos como “loco” o “perturbado”.

Son incurables y no se pueden recuperar.

Pueden mejorar y mejoran. Pueden llevar una vida plena. Lo más adecuado es que la persona reciba un tratamiento desde un enfoque integral, que pueda combinar tratamiento farmacológico, medidas de rehabilitación socio-laborales y apoyos psicológicos y familiares.

No pueden trabajar

El trabajo tiene un efecto rehabilitador que articula sus vidas. No sólo les aporta una fuente de ingresos que les permite llevar una vida autónoma e independiente, sino que es un factor integrador que les permite abandonar el rol de enfermos y convertirse en ciudadanos de pleno derecho.